Como ya es tradicional en el mes de junio, los priostos de la fiesta de San Antonio volvieron a regalar pan bendito a los asistentes que llenaron la iglesia en el municipio de Mongua.

La particular eucaristía en la que se distribuye gratuitamente el pan bendito para todos los niños, jóvenes y adultos, se volvió a celebrar como ya es tradicional en el marco de la fiesta de San Antonio de Padua en el municipio de Mongua, a 45 minutos de Sogamoso.
“Los devotos venimos en familia a reclamar nuestro pan bendito para luego llevarlo a casa y disponerlo en la mesa del comedor, donde lo compartimos como una ofrenda muy especial para que no nos falte el alimento durante todo el año”, dijo María Torres, asistente a la misa.
Una festividad que puede tener cerca de un siglo y que se conserva gracias al número de priostos que cada año es más grade, llegando este fin de semana a 207 patrocinadores no solo del pan y la famosa misa, sino de la festividad que incluye procesiones, cabalgata, las vísperas de plaza y las verbenas diarias.
El ritual que se realiza en el mundo entero, recuerda el milagro de la vida de Tomasito, un pequeño de apenas 20 meses que accidentalmente cayó a un reservorio y su madre desesperada al sacar al pequeño ya fallecido se lo ofreció a San Antonio de Padua, prometiendo que si lo resucitaba, ella daría el peso del niño en pan para los pobres, volvió a celebrarse en esta localidad boyacense.
Cientos de este amasijo que se elabora con ingredientes especiales en las panaderías del municipio, fueron dispuestos en canastas que llevaron en procesión los priostos para ofrecerlo a San Antonio en el altar de la iglesia donde luego de ser bendecido por los sacerdotes, repartieron entre los asistentes al final de la multitudinaria eucaristía.
De esta manera, como se ha hecho al parecer desde hace casi un siglo, una vez más se celebró la fiesta de San Antonio de Padua en Mongua, un municipio que conserva un sinnúmero de tradiciones ligadas a la religión, esa que les enseñaron los padres Franciscanos por allá en 1555 cuando evangelizaron este territorio boyacense.
Al final de la eucaristía, se adelanta una procesión con la imagen del fraile de los pobres y diferentes estandartes con su estampa con los que se adorna el paso de los creyentes que luego ingresan al templo nuevamente para recibir el pan bendito y regresar a casa con la bendición del alimento.