
Por años, el desarrollo tecnológico en regiones como Boyacá se vio rezagado frente a los grandes centros urbanos del país. Sin embargo, el auge de la inteligencia artificial (IA) ha abierto una nueva ventana de oportunidad para que departamentos históricamente marginados en términos de infraestructura digital puedan insertarse en la cuarta revolución industrial. Durante los últimos dos años, Boyacá ha tomado decisiones estratégicas que merecen ser reconocidas, pero también analizadas con sentido crítico para dimensionar lo que aún falta por consolidar.
La creación de la Ruta IA 2025, lanzada por la Gobernación de Boyacá junto al Ministerio TIC, ha sido uno de los pasos más ambiciosos en la región. Este programa, que pretende formar a ciudadanos de los 123 municipios en el uso y comprensión de la IA, propone un enfoque descentralizado y comunitario. A través de charlas, talleres prácticos y proyectos locales, se busca que niños, jóvenes, docentes y adultos mayores comprendan que la inteligencia artificial no es un privilegio urbano ni una herramienta lejana, sino un recurso disponible para resolver problemas cotidianos en sectores como salud, agricultura o movilidad. Es un enfoque acertado, pero su impacto dependerá de la sostenibilidad del proyecto más allá de la coyuntura institucional actual.
Los Centros PotencIA, como el que ya funciona en Chiquinquirá, también han sido pasos importantes. Dotados con laboratorios de IA, realidad aumentada y espacios de coworking, estos centros representan una inversión estatal superior a los 40.000 millones de pesos. No obstante, cabe preguntarse cuántos proyectos realmente disruptivos están naciendo desde allí y cuál es el nivel de apropiación tecnológica de los jóvenes boyacenses que acceden a estos espacios. La brecha entre la infraestructura disponible y el desarrollo de pensamiento computacional sigue siendo amplia, particularmente en zonas rurales donde aún hay baja conectividad, según lo evidenciado por el propio Ministerio TIC al iniciar la estrategia de “Comunidades de Conectividad”.
Desde el punto de vista académico, las iniciativas como el programa Talento Tech, el seminario sobre IA realizado en la UPTC y el proyecto “ImpActo Maker” del Ministerio de Educación son fundamentales para democratizar el acceso al conocimiento técnico. Más de 1.300 personas han sido capacitadas en IA, análisis de datos y blockchain en Boyacá. Sin embargo, frente a cifras nacionales, estas representan apenas una fracción mínima del talento que el país requiere para ser competitivo globalmente. Solo en Bogotá y Medellín, por ejemplo, hay más de 10.000 personas vinculadas a proyectos de desarrollo en IA, según datos de ProColombia (2024).
Boyacá ha demostrado voluntad política, articulación interinstitucional y visión territorial para avanzar en el camino de la transformación digital. Pero aún existen desafíos urgentes: fortalecer las competencias digitales de los docentes, incrementar la inversión en I+D regional, asegurar la conectividad de las instituciones educativas rurales y estimular la creación de startups con base tecnológica desde el territorio. La IA no solo debe enseñarse: debe investigarse, adaptarse e implementarse en función de los problemas reales de la región, desde el cambio climático hasta la productividad agropecuaria.
Felicitaciones, entonces, a quienes desde la institucionalidad, la academia y las comunidades han contribuido a posicionar a Boyacá en el mapa de la inteligencia artificial en Colombia. El trabajo ha sido serio, sostenido y con enfoque de equidad. Pero no podemos conformarnos. Frente a lo que ocurre en otras regiones del país y del mundo, Boyacá aún está dando sus primeros pasos. La clave será mantener el ritmo, aumentar la ambición y, sobre todo, garantizar que la inteligencia artificial no sea una moda pasajera, sino una política de desarrollo regional con impacto estructural y sostenido.
Por: Javier Sneider Bautista
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