Aunque durante todo el año en Nuevo Colón cultivan ahuyama, la demanda se multiplica exponencialmente para la fiesta del 31 de octubre.

Dicen que Halloween no sería la fiesta que es en Colombia sin las ahuyamas, esas que muchos llaman calabazas de color anaranjado y que se producen por miles en un municipio ubicado a 45 minutos de Tunja para luego distribuirlas por ‘camionados’ por todo el país para la celebración de octubre.
Claro que ahuyamas se cultivan casi en la mayoría de municipios no solo de Boyacá, sino en gran parte del territorio nacional, pero no de las mismas características y menos en las mismas cantidades que se producen en Nuevo Colón Boyacá.
Al parecer la ubicación geográfica, la tierra y el clima conforman el ambiente perfecto para convertir a esta pequeña localidad boyacense vecina de Ventaquemada y Turmequé en la fabrica de ahuyamas de Colombia.
No son exclusivas de octubre. Esta hortaliza que tiene unas características nutritivas únicas se produce durante todo el año en un cultivo que tarda entre cuatro y siete meses dependiendo de la variedad, para ser llevada a diferentes ciudades del país, solo que para la tradicional fiesta del último día de octubre los cultivadores, a los que denominan ahuyameros, incrementan su producción para poder abastecer la altísima demanda.

Efectivamente los campesinos y comerciantes en Nuevo Colón ‘hacen su agosto’, para el día de Halloween y durante las últimas dos semanas del mes comienzan a enviar miles de ahuyamas en camiones y a diario, desde muy temprano y hasta las horas de la noche a diferentes municipios del territorio nacional.
Si embargo, los ahuyameros no son los únicos que esperan con ansias esta fecha, los comerciantes de los paraderos a la orilla de la vía que de Tunja conduce a Bogotá, en jurisdicción de Ventaquemada ven cómo sus gigantescos y vistosos montones de la hortaliza redonda se van disminuyendo durante todo el día por la compra que hacen muchos de quienes por allí transitan.
“Se envían a las plazas de mercado o centrales de abastos más importantes del país, pero también a tiendas de cadena o supermercados y a los llamados fruver de donde son llevados a las casas, el comercio y hasta las oficinas para estar a la moda, para ponerse acorde con el símbolo de Halloween, la tradicional ahuyama”, dijo a Tuiteros Boyacá Leonel Ramírez, uno de los cultivadores y comercializadores de estos gigantescos frutos.

Precisamente esas ahuyamas, con un poco de paciencia, se convierten en la icónica máscara de ojos triangulares y boca grande que se hizo famosa en las películas de Estados Unidos, por allá desde 1991 con la historia de los Celtas que data de 1840 y que cuenta la historia de Jack ‘El tacaño’ y su enfrentamiento con Satanás.
De esta manera las variedades Calderona, que es la más grande; la mandarina, que es la mediana y de mejor color, y la Punky que es la pequeña aplanada que es la preferida para las oficinas, y que varían entre los 3.000 y los 50.000 pesos, se volvieron a convertir este viernes en la insignia del Hallowen en Colombia.


